
Mi cita favorita del poeta romano Ovidio es la siguiente "El regalo tiene la categoría de quién lo hace". Si dejáramos de lado las opiniones, visiones e interpretaciones que el resto del mundo pueda tener acerca de esta corta frase, seguramente lleguemos todos a la misma conclusión: no importa el objeto, sino la persona.
Quizá Naruto llevara razón en aquello de que "Las personas que continúan arriesgando sus vidas para defender su fe se convierten en héroes y continúan existiendo en la leyenda". Todos los presentes, los que lean esto y los que no, tenemos ídolos y personas a las que admiramos sin más motivo que el de una carrera llena de éxitos, o, por otro lado, una impoluta forma de ser con la que nos identificamos. Sin embargo, hay deportistas que poseen un nivel superior en la influencia que marcan en nosotros. No son muchos, pero los afortunados consiguen transformar su mito en leyenda.
Sin olvidar la necesidad del ser humano en contar historias, lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad, que diría Máximo. ¿Quién no se ha sentido pleno en aquel step-back de Michael Jordan en aquellas finales del 98 contra los Utah Jazz? La otra cara de la moneda fue Bryon Russell, quién no pudo defender la técnica perfecta de Su Majestad. Para los amantes de la natación, todos nos levantamos de la silla en la final de los 200m mariposa de Río 2016 cuando Phelps le gritó al mundo qué él era el mejor de la historia.
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Phelps celebrando otra medalla de oro en su palmarés
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En ocasiones, los seres humanos deificamos a este grupo de 'elegidos' porque nos vemos reflejados en sus ojos e identificados en sus acciones. Desde Muhammad Ali a Usaín Bolt, pasando por el eterno Kobe Bryant o incluso por Tom Brady, cada vez más tendemos a dedicar parte de nuestra vida en ellos, tanto, que en ocasiones los deshumanizamos.
La aparición del Mesías
Aún así, el caso de Lee Sang-Hyeok, más conocido como 'Faker' en el videojuego 'League of Legends' es de esos deportistas que, más allá de llevarse nuestros corazones y también gargantas, ha logrado cambiar la forma de entender el juego. Son los llamados "elegidos" y la influencia que dejan es más grande que cualquier "mejor de la historia" de otras disciplinas, así como lo fueron Magic Johnson y Larry Bird en la década de los 80 en el baloncesto estadounidense, o Roger Federer durante su carrera en el tenis.
El surcoreano, proclamado por muchos como el 'GOAT' del LoL, ha dominado el carril central con una superioridad que personalmente, no he podido vérsela a nadie más. El único competidor por el trono en la historia es el del tirador chino, Jian Zihao, más conocido como 'Uzi', cuyas mecánicas estaban fuera de este mundo, incluso para el resto de profesionales.
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'Uzi' con el 'Mid-Season Invitational' de 2018 |
Para el nacido en la isla, desde que ganara sus primeros 'Worlds' en la temporada 3 junto al legendario jungla Bengi (también considerado al trono del mejor en su posición), hasta el día de hoy de 2021, le respaldan dos Mundiales más y múltiples 'splits' de primavera y verano, además de un 'Mid-Season Invitational'. Pero no son los trofeos lo que hacen del mejor a un jugador, sino su impacto e influencia que deja para el resto y para los aficionados.
Tal vez, como Cristiano Ronaldo o 'Karma' en el videojuego 'Call of Duty', su mera presencia impone a los rivales más nervios de los habituales. No siempre uno se puede enfrentar a auténticas bestias competitivas del deporte que te pondrán las cosas aún más difícil que de normal. Además, el estereotipo de que los asiáticos, en concreto los coreanos, son mejores en cualquier videojuego, sobre todo al 'LoL' siempre ha sido influyente para construir su leyenda.
El apóstol San Mateo dejó escrito en la Biblia Católica lo siguiente: "Muchos son los llamados y pocos los escogidos", haciendo referencia a que la gloria divina es reservada para unos pocos, aunque la llamada divina se le realizara a un mayor número de personas. Sin duda alguna, y extrapolando, Lee Sang-Hyeok es uno de los pocos que ha logrado influenciar en sobremedida y dejar un legado al alcance de prácticamente nadie, aunque como se dice en la Historia, que siempre llegará alguien que lo supere.
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